Orden de San Juan de Jerusalén
Soberana Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.

Hacia el año 1048 unos mercaderes de Amalfi fundaron en Jerusalén el hospital de San Juan Bautista para atender a los pelegrinos cristianos que acudían a esta ciudad para visitar los Santos Lugares. Las malas condiciones de los caminos hacían que la mayoría de los peregrinos llegaran exhausto o enfermos a Jerusalén. El Hospital de Jerusalén era un amplio asilo-enfermería, atendido inicialmente por los monjes del cercano monasterio benedictino de Santa María Latina, que estaba situado al otro lado del camino a la Iglesia del Santo Sepulcro. Allí los monjes asistían a los enfermos, daban alojamiento a los niños abandonados, daban de comer a los hambrientos, vestían a los necesitados y cuidaban de los prisioneros.

Jerusalen en el año 1050

En la segunda mitad del siglo XI los turcos selyúcidas se lanzaron a la conquista del imperio bizantino. Una tras otra las ciudades del Mediterráneo Oriental cayeron en sus manos y en 1070 entraron en la Ciudad Santa de Jerusalén, momento en el cual el Hospital de Jerusalén estuvo a punto de desaparecer. Un año despues los turcos derrotaron en la batalla de Manzikert, al grueso del ejército imperial, quedando en su poder todo oriente medio. Ante tales acontecimientos y favorecido por los numerosos rumores que llegaban a occidente acerca de torturas y otros horrores cometidos contra peregrinos en Jerusalén por las autoridades turcas, el emperador bizantino Alejo Comneno pidió ayuda al Papa Urbano I, quien en septiembre de 1095 convoco un concilio en Clermont y realizó una dramática llamada a todo el mundo cristiano para intentar recuperar los Santos Lugares.

Mientras en Jerusalen el Beato benedictino Gerardo Sasso de Scala (+1120) fundó la Hermandad de San Juan de Jerusalén, con la finalidad de asegurar el funcionamiento del Hospital de San Juan. En 1096 partió de occidente un importante ejercito cruzado y a primeros de julio de 1099 pusieron sitio a Jerusalen. La leyenda dice que Gerardo fue detenido cuando arrojaba holgazas de pan a los cruzados desde el interior de las murallas; pero que hubo de ser puesto en libertad cuando los turcos comprobaron que no llebaba mendrugos de pan ocultos en sus vestidos, sino que milagrosamente estos se habían transformado en piedras. El 15 de julio de 1099 los cruzados recuperaron Jerusalén para la cristiandad. Le siguió una horrible matanza en la cual todos los judíos y musulmanes de la ciudad fueron masacrados. Se dijo que la sangre de los muertos llegaba hasta los tobillos de los soldados y que los caballos salpicaban sangre con sus patas, que mojaban los vestidos de sus jinetes.

Tras la conquista de Jerusalen por los cruzados, la hermandad de Hospitalarios se emancipó de los benedictinos y se transformó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, capaz de atender al enorme número de peregrinos que llegaban a Tierra Santa. Los hospitalarios hacían la promesa de "ser siervos y esclavos de nuestros Señores, los enfermos", haciendo votos de castidas, pobreza y obediencia y usando un hábito negro con una cruz blanca en el lado izquierdo y su máxima autoridad (Gerardo) pasó a ser llamado Rector.

Beato Gerardo Sasso de Scala  encadenado por arrojar  pan desde las murallas de  Jerusalén a los cruzados que intentaban conquistar la ciudad. Murió el 13 de septiembre  de 1120. Fresco de la capilla del Gran Magisterio en la Vía Condotti de Roma

Los cruzados y peregrinos que volvían a sus casas dieron a conocer por todo el occidente cristiano la existencia de la Orden Hospitalaria y pronto su caritativo trabajo atrajo las simpatías y la caridad de los nobles cristianos. Desde 1108 ya hay registradas donaciones territoriales a los hospitalarios de San Juan, como las donaciones de los condes catalanes (en el Penedes en 1108, en la Segarra en 111, etc.) o las de Godofredo de Bouillon o las del rey Balbuino I (de 1108) y las de otros monarcas occidentales. Hospitales de la orden se levantaron en las grandes rutas de peregrinación europeas, en el Camino de Santiago y en los lugares de paso hacía tierra Santa.

La Regla de Orden de San Juan dice en el capítulo 17: "Cuando un enfermo llega a la casa ... debe ser recibido de la siguiente forma: Luego que haya confesado sus pecados ante un sacerdote, puede recibir la Santa Comunión, y luego puede llevárselo a una cama y puede ser alimentado cada día como el Señor de acuerdo a las posibilidades de la casa, aún antes que los hermanos hayan comido. Y el Evangelio puede ser leído todos los domingos y se puede rociar a los enfermos con Agua Bendita durante la procesión." Se consideraba al hospital como el edificio de una Iglesia como también como una comunidad eclesiástica. La sala del hospital era una gran habitación con un altar dentro, para que los enfermos pudieran participar de la Santa Misa sin tener que abandonar sus camas

El Papa Pascual II, con una Bula dirigida a Gerardo con fecha de 15 de febrero de 1113, aprobó la fundación del Hospital de San Juan, otorgandole el derecho de elegir libremente a sus superiores sin interferencia de otras autoridades religiosas o seglares. En virtud de tal Bula y de otros documentos pontificios sucesivos, el Hospital se convirtió en una Orden exenta de la Iglesia. Frey Raimundo de Puy (o de Poggio), sucesor de Gerardo, fue el primer Gran Maestre de la Orden Hospitalaria.

Tras la creación de los reinos latinos (en oposición a los antiguos griegos) de Siria y Palestina por los cruzados, un gran número de peregrinos acudían regularmente a Tierra Santa; pero los antaño tranquilos caminos por los que debían transitar se tornaron extremadamente peligrosos. En vista de ello, en 1120 los caballeros hospitalarios, ya bajo las ordenes de Frey Raimundo de Puy, y siguiendo el ejemplo de los Caballeros Templarios (orden fundada por unos caballeros cruzados en 1119), decidieron consagarse no solo al cuidado de los enfermos y heridos, sino tambien a la protección de los peregrinos y a la defensa con las armas de los nuevos estados. A Raimundo se debe la primera regla conocida y la adopción de la cruz blanca octogonal. En 1153 el papa Eugenio III confirmó a la ya orden militar de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.

Por motivos de necesidad pronto primó en la Orden la actividad militar, en la que todos los caballeros armados eran de origen noble. De modo que la disciplina y preparación de los caballeros de esta orden, al igual que la de los Caballeros Templarios, los colocó en situación de diriguir habitualmente a los ejercitos cruzados. A diferencia de los Templarios, los Hospitalarios contaron con una rama femenina dedicada a fines caritativos y hospitalarios. Solo podían ingresar en estas comunidades las damas de la nobleza y de la familia real. Además de los caballeros y las damas, las casas y conventos de la orden Hospitalaria contaban con una gran cantidad de sirvientes y esclavos (sarracenos generalmente) que ayudaba en los trabajos cotidianos, tanto domesticos como de explotación de Tierras.

Hombres y mujeres seglares ingresaban en la Orden siguiendo la tradicion "traditio corporis et animae". El aspirante ofrecía su cuerpo y su alma a la Orden Hospitalaria y prometía servirla. La orden le ofrecía protección y participación en sus beneficios espirituales y temporales.

Ambas ordenes Hospitalaria y Templaria fueron acogidas bajo la proteción papal, quien les doto de gran número de priviegios. Tambien fueron numerosas e importantes las ayudas y donaciones que ambas ordenes recibieron de los estados cristianos de occidente. Aí la orden pasó a administrar un gran número de bailías, encomiendas, prioratos y grandes prioratos.

En España los Hospitalarios se instalaron a lo largo del Camino de Santiago, segunda gran vía de peregrinación, y desarrollaron como principal actividad la caridad. Al principo los hospitalarios españoles dependía del Gran Priorato de Sant Gèli, cercano a Marsella. Dada la característica militar de las ordenes Hospitalaria y Templaria, los gobernantes hispanos solicitaron en varias ocasiones la participación con las armas de ambas ordenes en la reconquista de la peninsula, negandose ambas ordenes a luchar con las armas fuera de Tierra Santa.

En 1143 Ramon Berenguer IV consiguió, tras largas negociaciones, la participación de Hospitalarios y Templarios en la reconquista de Tortosa y Lerida. Los Hospitalarios fundaron más tarde un Gran Prioraro para Cataluña y Aragón con el nombre de Castellanía de Amposta. En 1183 Alfonso VIII de Castilla cede parte del antiguo reino de Toledo a la Orden de San Juan, como gratificación por la intervención en la Orden en la batalla de las Navas de Tolosa, por su participación en el asedio y toma del Castillo de Consuegra (cayó, por segunda vez, en manos cristianas el 21 de septiembre de 1177, tras nueve meses de asedio), con objeto de asegurar los territorios recien conquistados y de seguir contando la ayuda de la orden en la empresa de reconquista y repoblación de los territorios del sur de la peninsula aún en manos musulmanas. La orden estableció la sede de su Gran Priorato de Castilla y León en Consuegra, ciudad que mantuvo su auge hasta que los reyes Católicos limitaron la influencia y privilégios de las Ordenes Militares en España.

El 8 de agosto de 1.183, en Palencia, el rey Alfonso VIII y la reina Doña Leonor donan el castillo de Consuegra y todo su territorio, recuperado definitivamente, a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Cuando la línea fronteriza se desplaza más al Sur, después de la conquista de Calatrava, la Orden de San Juan comienza la repoblación de esta zona con gentes astur-leonesas, dándose la Carta Puebla y el Fuero de Consuegra a todos los lugares nuevos y los ya existentes. Desde Consuegra la Orden extendió su dominio hacia Cuenca y Ciudad Real. Confirma esta situación el papa Honorio III por bula dada en Verona el 21 de Agosto de 1183. Desde este momento es Consuegra la cabeza del Gran Priorato de San Juan, abarcando su territorio lo que serían después las catorce villas.

En 1291 se perdió San Juan de Acre, último baluarte cristiano en Tierra Santa. Los años precedentes estuvieron llenos de errores estratégicos por parte de las ordenes Templaria y Hospitalaria, que erosionaron enormemente la fama de ambas ordenes militares. Ambas ordenes, al ser expulsadas de Tierra Santa, trasladaron sus sedes a la isla de Chipre. Fue entonces cuando los hospitalarios establecieron su característica indumentaria formada por una capa negra con una cruz blanca y una cota roja.

El 14 de septiembre de 1307 el rey de Francia ordena el arresto de todos los caballeros Templarios, acusandolos de muchos delitos, incluido el de heregía. El papa, de origen frances, cedió a las pretensiones francesas y ordenó el arresto de todos los caballeros templarios y la confiscación de todos sus bienes. En una hoguera de París fue ajusticiado el Gran Maestre de la orden del Temple.

En 1309 los Caballeros Hospitalarios, a las ordenes de su Gran Maestre Frey Foulques de Villaret, conquistaron la isla de Rodas y trasladaron allí su sede central, formando un autentico estado territorial y teocrático. Desde entonces fueron conocidos como Los Caballeros de Rodas, encargandose su marina de mantener libre de musulmanes el este del mar Mediterráneo. Los hospitalarios tomaron parte en las cruzadas en Siria y en Egipto y tambien apoyaron al Reino de Armenia contra los ataques musulmanes.

En un concilio celebrado en Viena en 1312 se suprimió formalmente la orden del Temple y se acordó transferir todos sus bienes a la orden Hospitalaria. Hasta 1317, la Orden Hospitalaria recibió las propiedades de los Caballeros Templarios. Los Hospitalarios llegaron a tener a principios del siglo XIV, en el momento de mayor poder económico, político y social de la orden, con cerca de 20.000 casas. Pero, tras el proceso a los Templarios, los monarcas cristianos hicieron valer su autoridad sobre todas las casas de la orden.

La nueva situación ocasiono ciertas dificultades organizativas que obligó a la Orden a establecer, a principios del siglo XIV, una división territorial basada en lenguas, cada una de las cuales agrupaba los Prioratos, Grandes Prioratos, Bailías y Encomiendas de su territorio. La Orden estaba gobernada por el Gran Maestre y por el Consejo, acuñaba moneda propia y mantenía relaciones diplomáticas con los demás Estados. El Gran Maestre era a la vez el Soberano de Rodas. En un principio el número de lenguas fueron siete: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón (con Navarra, Castilla, León y Portugal), Inglaterra (con Escocia e Irlanda) y Alemania. En 1462 Castilla y Portugal se separaron de la Lengua de Aragón y constituyeron la octava Lengua. A nivel inferior tambien fueron necesarias nuevas reorganizaciones: del antiguo priorato de Cataluña surgieron el Gran Priorato de Cataluña que se ocupaba del norte del ebro y La Castellanía de Amposta que lo hacía del sur.

Los Hospitalarios con éxito numerosos asaltos turcos, hasta que el Sultán Solimán el Magnífico atacó Rodas con una gran flota y un poderoso ejército. En la víspera de Navidad del año 1522 los Caballeros se vieron obligados a capitular y el 10 de enero de 1523 dejaron la isla con honores militares.

Los Caballeros no encontraron un lugar donde radicarse hasta 1530, año en que Carlos V les cedió la isla de Malta (además de Gozo, Comino y Trípoli). El 26 de octubre de 1530, el Gran Maestre Frey Philippe de Villiers de l'Isle Adam tomó posesión de Malta, con la aprobación del Papa Clemente VII. Se estipuló que la Orden permanecería neutral en las guerras entre naciones cristianas. Una vez convertidos en gobernantes de esa isla, pasaron a ser conocidos como Los Caballeros de Malta y adoptar como emblema la cruz de ocho puntas (o de Malta).

Cruz de Malta

Los turcos asediaron Malta desde el 18 de mayo al 8 de septiembre de 1565, pero fueron derrotados por los Caballeros, conducidos por el heroico Gran Maestre Frey Jean de la Vallette (que dio su nombre a la capital de la isla, Valletta). El declinar del poderío naval ootomano comenzó a partir de aquella derrota. La flota de la Orden de Malta se convirtió en una de las más poderosas del Mediterráneo y contribuyó, en la batalla de Lepanto del 1571, a la destrucción definitiva del poderío naval de los otomanos.

Durante la Reforma, en el siglo XVI, los Caballeros de Malta perdieron sus propiedades en Inglaterra y en Alemania. La Lengua de Inglaterra fue suprimida, siendo restablecida más tarde, en 1782, como Lengua Anglo-Bávara.

En 1607 y de nuevo en 1620, a la dignidad de Gran Maestre fue unido el título de Príncipe del Sacro Romano Imperio, y en 1630 se le añadió el rango y la dignidad de Cardenal de la Santa Iglesia Romana, con el tratamiento de Eminencia.

Durante la Revolución Francesa los Hospitalarios perdieron sus bienes en Francia. En 1798, a pesar de que Rusia les había prometido protección, Napoleón ocupó la isla de Malta durante su campaña de Egipto. La Orden se vio obligada a abandonar la isla y a trasladar su sede a Trieste. Los ingleses ocuparon Malta en 1801 pero, a pesar de haber sido reconocidos los derechos soberanos de la Orden sobre Malta en el Tratado de Amiens de 1802, la Orden no pudo valerse de ellos. Después de haber residido temporalmente en Mesina, Catania y Ferrara, la Orden se estableció en Roma en 1834, donde aún posee, gozando de extraterritorialidad, el Palacio de Malta, en Via Condotti, y la Villa Magistral en el Aventino.

En el siglo XIX los rusos confiscaron todas las propiedades que la Orden tenía en sus territorios y en España las desamortizaciones de los regímenes liberales del siglo tambien acabaron con las propiedades de la orden: aquellas sobre las que tenían plenos dominios fueron subastadas y aquellas que tenían cedidas en distintos regímenes pasaron a propiedad de sus tenientes mediante redención de censos.

La finalidad original de asistencia hospitalaria se ha convertido en la finalidad principal de la Orden. Las actividades hospitalarias y de beneficencia, desarrolladas durante la Primera Guerra Mundial, fueron ampliadas durante la Segunda Guerra Mundial bajo el Gran Maestre Frey Ludovico Chigi della Rovere Alban.

En 1961, los Hospitalarios debieron de redactar una nueva constitución, a fin de salvar sus diferencias con la Santa Sede. De acuerdo con el decreto de aprobación del papa Juan XXIII en 1961, los Caballeros de Malta forman una comunidad religiosa y una orden de caballería. El gran maestre, actualmente Frey Andrew Bertie, tiene título de príncipe, y su rango eclesiástico es equivalente al de los cardenales. Están organizados en cinco grandes organizaciones de priores que, a su vez, se subdividen en un gran número de asociaciones nacionales. Mantienen relaciones diplomáticas con el Vaticano y con algunos otros estados. Mantienen hospitales, centros de primeros auxilios y otros donde atienden a las víctimas y refugiados de las guerras.

Las actividades hospitalarias y de beneficencia fueron intensificadas bajo el Gran Maestre Frey Angelo de Mojana di Colonia (1962-1988). Cerca de 40 Grupos de Socorro (más de 80.000 voluntarios permanentes) están en actividad en las diversas zonas de crisis mediante unidades operativas creadas conjuntamente por los Organismos Nacionales e Internacionales de la Orden. La acción humanitaria de la Orden se desarrolla en el plano de la asistencia hospitalaria con la gestión de cerca de 100 hospitales y estructuras sanitarias.

La Orden no ha dejado nunca de ser reconocida por la comunidad de naciones como estado soberano independiente de cualquier autoridad civil (mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede y con 83 estados). Actualmente el poder el legislativo corresponde al Capítulo General, órgano de representación de los Caballeros. El poder ejecutivo lo ejerce el Gran Maestre con el Soberano Consejo, constituido por el Gran Comendador, el Gran Canciller, el Gran Hospitalario y el Recibidor del Común Tesoro, más seis Consejeros elegidos por el Capítulo Genera (elegidos a su vez de entre los Caballeros Profesos y los Caballeros de Obediencia ). Finalmente, el poder jurisdiccional corresponde a los Tribunales Magistrales. El Gran Maestre es el Jefe Supremo de la Orden y es elegido por el Consejo Completo de Estado. Tanto el Capitulo General como el Consejo Completo de Estado están compuestos por representantes de los Grandes Prioratos, Prioratos, Subprioratos y por las Asociaciones Nacionales, que son los organismos de la Orden establecidos en los diversos Países del mundo.

El Sumo Pontífice nombra como representante suyo ante la Orden a un Cardenal de la Santa Iglesia Romana, que ostenta el título de Cardinalis Patronus: El Purpurado es asistido por el Prelado de la Orden, designado por el Sumo Pontífice. El Prelado de la Orden es el superior eclesiástico del Clero de la Orden y asiste al Gran Maestre en lo que concierna a la espiritualidad de la Orden.